BOLIVAR, LUIS
Reus, junio de 1939.
Las tropas nacionales han ganado la guerra y dominan el territorio. Un capitán del ejército nacional es secuestrado mientras vuelve al campo de concentración del Pere Mata. Su cadáver aparece días después, ha sido salvajemente torturado y decapitado.
El ejército envía al capitán Ernesto Delgado, un antiguo policía de Valladolid a investigar el asesinato. Este reclama la ayuda de Carles Gil, un joven capitán republicano, prisionero en la torre de Pilatos, a quien le acaban de notificar la muerte de su esposa. Carles sabe que está obligado a aceptar pues su negación conllevaría la aplicación de la condena ante el pelotón de fusilamiento. A ellos se les une, por imposición militar, el misterioso Hamed que ejercerá las funciones de conductor y acompañante.
Pronto, la personalidad de Ernesto, reservada, discreta y reflexiva chocará con la de Carles Gil, más anárquico e impulsivo. Sus respectivos caracteres e ideologías tan diferentes no solo dificultarán la investigación, sino que pondrán en peligro sus propias vidas.
Para el republicano, los peligros se multiplican: tendrá que hacer frente a antiguos delincuentes a los que envió a la cárcel en su etapa de policía y que ahora gozan de una gran impunidad; viejos enemigos que desean verlo muerto. Por ello, Reus se convierte en un laberinto donde se juega una partida mortal y donde cualquier error puede tener funestas consecuencias.
Las investigaciones los llevan a recorrer todo un mapa de la derrota: campos de concentración franquistas, familias destrozadas y represaliadas, ciudades bombardeadas... A medida que avanzan en sus descubrimientos, los cadáveres se multiplican y salen a la luz antiguos crímenes sin resolver que parecen estar relacionados con este asesinato.
Todas las pistas van conduciendo hacia hechos acaecidos 18 años antes en el norte de África, cuando tuvo lugar el desastre de Annual. Los hallazgos sorprenderán a Carles haciéndole replantear aspectos de su propia vida que desconocía. Comprenderá, demasiado tarde, que todos los misterios esconden tras de sí unos amargos secretos que no siempre conviene destapar.
