Las tres brujas de este cuento son verdaderamente malas, feas y sucias: dan terror. Pero, como en muchos de los cuentos infantiles, algo ocurre cuando los malos tienen la oportunidad de encontrarse con la ingenuidad y la alegría de la infancia. Con unas ilustraciones atrevidas en cuanto al uso del color, y con un estilo expresionista, apreciamos el cambio que se produce en las brujas, que pasan de ser repelentes a ser las invitadas favoritas en una fiesta infantil.