FEDERICO GARCIA LORCA
En Canciones y Primeras Canciones la infancia protagonista desus obras: bien desde suvivencia, bien desde su recuerdo, o biendesde su añoranza (figura femenina y maternal tan articuladorade su teatro). El lenguaje tan característico de los niños, condeseos de adulto , será un ejemplo más de fusión en su poesíay de extrañeza, ya que al trivializar expresivamente esa escisiónemocional e interior del poeta lograba rebajarle el patetismo,la hojarasca romántica, como había dicho en algunas de susconferencias. Porque hablar con la magia que tiene un niño aldescubrir el mundo quizá nos devuelva a ese paraíso perdidodel que hemos sido arrancados por la conciencia de nuestraslimitaciones, de nuestra lucha interna. Pero al regresar a esemundo virginal, a esa palabra pura no lo hacemos en el tiempo,sino solo en la emoción, que ya, por el contrario, nada tiene deingenua: sería una buena manera de mostrar, en consecuencia,cómo se forja esa degradación del ser, cómo se pierde la magia,la visión prístina del mundo así que lo esencial es lo únicoque permanece entre tanto cambio. Por tanto, en Canciones yPrimeras Canciones nos hacemos testigos activos de ese universolorquiano, tan fascinante como enigmático, tan mágico comooscuro, tan luminoso como complejo, casi como es el maravillosomundo de un niño. Nuevamente, pues, estamos ante dos obrasmaestras de la poesía española contemporánea con la firma deuno de los autores imprescindibles.