Escritos fundamentalmente para sus hijas, estos poemas de Jesús Munárriz van del juego a la canción, del trabalenguas a la sátira, del apunte lírico al humorístico, con especial incapié en el ritmo y los juegos de palabras.
Las ilustraciones de Fernando Gómez reflejan y se hacen eco del espíritu juguetón y atrevido de los versos.