MARÍA TERESA ESPASA
Caminé sin dejar rastro por los senderospedregosos que remontaban la montaña, y la fantasía arropó los días de pasión con historias dudosas.Caminé sin dejar rastro por los senderospedregosos que remontaban la montaña, y la fantasía arropó los días de pasión con historias dudosas. Sobre fingidos paraísos, los amores se transforman en hojas de acero, afiladas como flechas que atraviesan lugares, cuerpos y poemas.Quizá podamos anular la tristeza que hoy adormecelos sentidos, e incluso la distancia que separa la voz de la palabra.Observemos el lento despertar del alba que llena de horas inciertas el ciclo invariable de los años. Observemos de nuevo el murmullo de la brisa que invade jardines armoniosos y bosques limonados mientras fuertes vientos del este propagan más y más la soledad de un tiempo acumulado. Cuando la noche desate su negrura sobre la arena de la playa, y cuando el sol colme con su luz las calles de todas las ciudades donde el amor estableció su lugar de residencia, tal vez podamos hablar de las pasiones que en realidad existieron, o de esas otras que inventamos, e incluso de aquellas que en los días futuros nos aguardan. Con estas palabras comienza Teresa Espasa la introducción a un libro de relatos que ha sido calificado por Ricardo Bellveser como auténtica poesía; y es que, Teresa, poeta de reconocido prestigio, no puede desprenderse de la poesía por mucho que en esta ocasión nos sorprenda con un libro de relatos de corte erótico y sensual. Nos atrevemos a decir que quizás estamos ante el libro más personal de esta escritora, editora y gestora cultural de larga trayectoria. El amor, la ternura, las historias cargadas de pasión, de deseo y, en ocasiones, de insatisfacción, nos acercan a historias tan imaginarias como reales, donde reconocemos a muchos de los personajes ylos lugares inspirados, en su gran mayoría, en el panorama literario actual.
