SUEIRO, DANIEL
Cuando, el 23 de noviembre de 1975, la losa sepulcral, tonelada y media de mテ。rmol, se ajusta con un golpe seco en el suelo de la cripta, un escalofrテュo recorre a los asistentes. Francisco Franco Bahamonde, el Caudillo, el Generalテュsimo, el dictador que gobernテウ el paテュs con mano firme durante cuatro largas dテゥcadas, ha culminado su テコltimo viaje.
El Valle de los Caテュdos fue concebido por el propio Franco no sテウlo como su postrera residencia terrenal, sino tambiテゥn como un gigantesco monumento votivo en recuerdo de cuantos habテュan caテュdo ツォpor Dios y por Espaテアaツサ durante la Guerra Civil. Los vencidos sテウlo podテュan obtener el reconocimiento civil por parte de los vencedores en la medida en que expiaran sus faltas, y muchos de ellos, presos polテュticos rojos en la posguerra, tuvieron que ツォredimir sus penasツサ construyendo el templo con sus propias manos. Para cuando finalizテウ la obra, en 1958, el rテゥgimen inspiraba una polテュtica de ツォreconciliaciテウn entre los espaテアolesツサ que pasaba por la adhesiテウn al Rテゥgimen del 18 de julio. Cuando se inaugurテウ la basテュlica, por lo tanto, en las capillas de su cripta se alojaban los restos de casi cuarenta mil muertos de ambos bandos.
En este libro -publicado por primera vez en 1976 y revisado y aumentado en su ediciテウn de 1983, que aquテュ reproducimos-, su autor nos relata, con precisiテウn y rigor, la gテゥnesis y el desarrollo del Valle de los Caテュdos desde la historia social, de tono ensayテュstico, hasta la peripecia personal y la opiniテウn subjetiva de sus protagonistas: arquitectos, escultores, penados y obreros libres.
Hoy dテュa, cuando asistimos a la enconada discusiテウn en torno al sentido histテウrico y a la propia pervivencia del Valle de los Caテュdos, recuperamos este libro, en el que no faltan elementos para la polテゥmica: la idea megalテウmana en el origen; la lucha denodada contra los obstテ。culos naturales y tテゥcnicos; los criterios artテュsticos enfrentados; el bテ。rbaro gasto; la condiciテウn polテュtica de los enterramientos; el sentido nacional-catテウlico de la empresa... Gracias a Daniel Sueiro, los secretos de la cripta franquista han quedado al descubierto.