ANTONIO CASTILLA CEREZO
El título de este libro, La imagen-grito, remite por su forma al de los dos libros de Gilles Deleuze sobre cine, La imagen-movimiento y La imagen-tiempo, porque a lo largo del mismo se retienen algunos aspectos fundamentales de la teoría de este autor sobre el cine, y en particular su pretensión de proponer una tipología de las imágenes cinematográficas. Pero ese mismo título reenvía también, esta vez por su contenido, a unas declaraciones del pintor Francis Bacon, y ello porque se ha entendido a lo largo de sus páginas que el cine de terror, pese a hallarse vinculado a la representación del horror en un cierto nivel, debe estar ligado, más profundamente, al grito, para el que el horror no es sino un medio, prescindible en no pocos casos. Dicho esto, tal vez sea preciso recordar que no es para nada obvio en qué consista eso del ?cine de terror?. ¿Es todo aquel cine que nos aterroriza o sólo aquel que, pretendiendo aterrorizarnos, se sitúa dentro de unas coordenadas audiovisuales que hacen reconocible esta pretensión? Y, en cualquiera de estos dos casos, ¿qué tipo de terror pretende producirnos ese cine? Más