WAGENSBERG, JORGE
¿Qué tienen en común un planeta,
un huevo de pez y la punta de un bolígrafo? Según Wagensberg, comprender
significa lograr la mínima expresión de lo máximo compartido. Pues bien,
resulta que a nuestro alrededor, un número enorme de objetos parece compartir
un reducidísimo número de formas: aunque no tenía por qué ser así, la
naturaleza exhibe ritmo y armonía. Además, aunque tampoco tenía por qué ser
así, la naturaleza parece inteligible. En este ensayo vibra la ambición de
tratar la perplejidad que estas comprobaciones pueden suscitar. ¿Por
qué ciertas formas -esferas, hexágonos, espirales, hélices, parábolas, conos,
ondas, catenarias y fractales- son especialmente frecuentes? ¿Por qué justamente éstas y no otras? ¿Cómo
emergen? ¿Cómo perseveran?
Para comprenderlo
y explicárnoslo, el autor teje todo un esquema conceptual con el que organizar
su reflexión. El hallazgo consiste en enfrentar la complejidad con la
incertidumbre. A partir de ahí se desgranan, bien trabados, el resto de los
conceptos: anticipación, movilidad, tecnología, independencia y, sobre todo,
las tres grandes selecciones (fundamental, natural y cultural). El conjunto es La rebelión de las formas, un estudio genuinamente
interdisciplinar que no reprime brillantes incursiones en el arte, la filosofía,
la música e incluso la escritura.