FRANCISCO DÍAZ HERNÁNDEZ
Existen atajos hacia la autoestima que pierden al caminante. Las comparaciones, los falsos valores de la cultura, y el uso inapropiado de los deberes malogran y menoscaban la autoestima. Hay una exigencia constante de reflexión que la autoestima no puede darse el lujo de ignorar. Sin la reflexión, el pensamiento pensando sobre si mismo, comenzamos el movimiento de la noria, y no alcanzamos crecimiento. Sin embargo, es en medio de las relaciones humanas que la autoestima se hace mas evidente. Apreciar y menospreciar son eventos casi inevitables del contexto intrafamiliar o laborar. El ser humano vale por ser persona. Este es el valor pivotal, no negociable y fundamental de la autoestima y sus definiciones. Algunos de los expertos en autoestima afirman y coinciden en que la autoestima funciona como nuestro sistema inmune psicológico. De manera que una autoestima baja significa ausencia de protección contra las situaciones que agrietan nuestro yo interior. Finalmente, la responsabilidad es el marcador definitivo de nuestra autoestima cuando esta no ha sido contaminada con 'deberitis', es decir, el uso enfermizo del deber. Una responsabilidad saludable celebra, perdona, actúa libremente, busca balances, alcanza valores y metas, y crece interiormente. Trabajar nuestra autoestima es aprendizaje. Por lo cual les invito a crecer a través de estas lecciones. Nadie te menosprecie, es una afirmación de nuestro propio valor, que se niega ser víctima, pero es capaz de 'hacer fiesta' en medio de las relaciones personales saludables.
