LUIS EDUARDO CÁCERES CRESPO / JESÚS ANTONIO VILLAMIZAR / SANDRA MARÍA ROZO
Desde la aparición de los primeros asentamientos humanos, se fueron apropiando los elementos encontrados en su entorno para adaptarse el medio y de esta forma garantizar su subsistencia, no obstante este proceso no solo se enfocó en lo necesario para sobrevivir sino también en aquellos que servían para la exhibición y la vanidad dentro de un grupo social como podía llegar a ser un anillo, un collar o una diadema, de este modo el hombre no solo encontró en el ambiente una manera de satisfacer sus requerimientos básicos sino también el modo de lucir bien ante los demás, pero a la vez que la naturaleza era proveedora, también era receptora de los múltiples desechos que se generaban tras la realización de una actividad, a medida que la población crecía también lo hacían sus desechos, al punto de llegar a sobrepasar la capacidad de absorción del entorno generando contaminación. Con el desarrollo industrial los sistemas de producción de joyas cambiaron pero no sus externalidades negativas, es de esta forma como en el momento actual el proceso de limpieza de los metales destinados a tal fin sigue teniendo la misma secuencia que en épocas pasadas.
