PAULA PAYÁ PEÑALVER
La fabricación de zumos y conservas vegetales junto con la manipulación de hortalizas y frutas en fresco y la elaboración de vinos son las actividades económicas más importantes del sector agroalimentario. En los cultivos primarios que dan lugar a esta producción industrializada se utilizan nuevos plaguicidas de los que aún se pueden aportar nuevos conocimientos de sus características de persistencia y procesos de degradación, así cómo de los efectos indirectos en los consumidores que ingieren sus residuos a través de estos alimentos agrícolas. Concretamente, y dentro de las nuevas tendencias de uso de plaguicidas, se aplican inhibidores y reguladores del crecimiento de insectos (RCIs), diseñados en la década de los 90 como nuevos métodos de control biorracionales. En el trabajo desarrollado en esta Memoria, se estudian algunos de estos compuestos, aplicados sobre diferentes cultivos de interés. Para ello, se han seleccionado por su representatividad, dos inhibidores de la síntesis de quitina, lufenuron y flufenoxuron, y dos reguladores del crecimiento, fenoxicarb y piriproxifen; y diferentes cultivos de hortalizas, frutos cítricos y de hueso y uva.
