JASÓN ADAL
En repetidas ocasiones ha señalado que no escribe para enseñar nada a nadie o aleccionar, sino para hablar de él y dar a conocer sus opiniones. Quiere profundizar, ya que opinar requiere siempre una reflexión previa y aprender a escuchar. Añade que siempre intentó mantenerse al margen de apriorismos y dogmas, no estando contaminado por tópicos o por una moral equivocada. Solo intentó descubrir en muchos terrenos lo que no sabía, y tener opinión propia.Con la claridad y desenfado que le caracteriza, ha manifestado que su propósito al escribir este libro utilizó la palabra perspectiva como título, porque es en el punto de fuga de la misma donde convergen todas las líneas aunque en la realidad sean paralelas, es decir, líneas condenadas a no tocarse nunca puesto que corresponden a criterios y miradas sobre vivencias o asuntos diferentes, pero que al ser él quien las expone se convierte en el punto de fuga. Aunque algunos artículos son autobiográficos, el libro no lo es, ni es tampoco una novela, ni un ensayo y está en sintonía con el estilo de sus libros anteriores.Como escritor, ofrece sus opiniones nada convencionales, originales, alejadas de dogmatismos y prejuicios, en las que muestra con reiteración y valentía su independencia de criterio, su originalidad y su libertad de expresión. En 2019 publicó El interlocutor inexistente y Reflexiones y devaneos y a mitad del 2020 El Libro y otros relatos y Notas dispersas. Fue a comienzos de 2022 cuando en esta misma editorial publicó Vivencias y opiniones y solo unos meses más tarde Vivir y algunas glosas. El actual Perspectivas íntimas y otras será su tercer libro de este año y el séptimo de su corta pero intensa carrera literaria.
