Si bien muchos conocen a Robinson Crusoe, pocos saben de Alexander Selkirk, el marinero escocés, cuya estancia de cuatro años en la isla de Juan Fernández inspiró a Daniel Defoe a la hora de crear a su célebre personaje, y aún menos han oído hablar de Woodes Rogers, el corsario que le rescató, en el transcurso de su viaje alrededor del mundo, a bordo de las fragatas Duke y Dutchess. A su regreso a Inglaterra, y para resarcirse de sus deudas, Rogers publicó su diario de a bordo, que gozó de un éxito inmediato, una curiosa mezcla de erudición y de aventuras, y que contiene interesantes datos de geografía e historia, de fauna y de flora, de zoología y de etnografía, al tiempo que describe la captura del galeón de Manila Nuestra Señora de la Encarnación y Desengaño, en la costa de la Baja California, en 1709.