«La hora» hace referencia al día señalado en el sagrado Corán 47:18. El día del fin, el día del Juicio. Los hombres de fe lo saben, así los cristianos con su Apocalipsis como los mahometanos con La Hora, e incluso los agnósticos lo presintieron vinculando erróneamente este suceso a la llegada de Nibiru en 2012 y al final del Calendario Maya. En todos los casos, las señales del cumplimiento de «La hora» son inequívocas.Los últimos signos, las falsas pestes y las vacunaciones masivas (la marca de la Bestia), están presentes ya. Después de esto solo queda la caída de las estrellas, la apertura del abismo y el tormento de los que tengan la marca de la Bestia (aquellos que se han vacunado).Pero en las Sagradas Escrituras no se habla de un solo asteroide que golpeará a la Tierra, sino de dos: una montaña ardiente, como de un estadio, y de Ajenjo, que será el que abra el abismo y libere la última plaga.El poder, ese mismo que se ha pasado la historia creyéndose Dios, se ha preparado para salvarse de lo inevitable: ha creado crisis financieras y pandemias para saquear los Estados y construir búnqueres subterráneos en los que esconderse (tal y como estaba profetizado), y desde los años ochenta, cuado la Ecuación de Juicio Final arrojó como único resultado una singularidad inevitable, lo han hecho en todo el mundo.Sin embargo, el tiempo se ha agotado.